Gran parte del tiempo repetimos frases sin darnos cuenta.
Relatos heredados, instalados hace años, que siguen escribiendo nuestra historia en piloto automático.
El problema es que esas frases no son inocentes: cada repetición confirma un pasado y limita un futuro.
Todo lo que no se actualiza, se repite.
Cuando trabajamos en nuestra narrativa, lo automático se interrumpe.
La narrativa deja de ser eco de lo que ya fue y empieza a ensayar lo que todavía no existe.
👉No hablamos sólo para describirnos: hablamos para proyectarnos.
Nuestra Narrativa crea nuestro Futuro.
Sólo contamos hacia afuera lo que primero nos contamos hacia adentro.

